EDITORIAL: El ejemplo de generaciones venideras
La educación en Honduras ha alcanzado su punto más álgido de
incertidumbre y estancamiento; las luchas estudiantiles son más representadas
por una piedra de un lado y el gas lacrimógeno de otro, que de buscar resolver
los problemas por la vía del sentido común.
Y es que, al nivel educacional en el que se originó la
actual crisis, el universitario, se esperaría que la búsqueda de soluciones,
sin importar el término deseado, no llegara a los extremos que se han
presentado.
Con la batuta y el ejemplo para las próximas generaciones,
los encapuchados de la máxima casa de estudios dejaron de ser los únicos en el
bastión en rebelión.
Ahora, de manera difícil de creer, transitamos por las
principales calles del país y nos encontramos a los popularmente conocidos
personajes con capucha obstaculizando el paso, pero ya no solo son jóvenes
universitarios. Ahora también se han sumado los pequeñuelos, las semillas en
proceso de germinación: los estudiantes de educación media.
Los aun por egresar de los colegios se han visto en un
espejo que les colocaron pero que ya traía pintado una camisa enrollada como
mascara y la ideología de buscar lo que consideren justo por cualquier medio
posible, sin importar las consecuencias.
Están jugando con fuego. Mas no son los culpables. Los más
próximos nuevos profesionales del país les ha importado absolutamente nada a la hora de buscar sus intereses. Han sido
hasta expulsados del alma mater, pero ni así escarmentaron. Esa es la línea que
les dejaron para seguir.
El criterio propio está lejano de ser algo tomado en cuenta,
cuando la corriente y la rebeldía que puede traer consigo algunas edades están
a la orden del día. Las modas se pegan rápido. Sentirse identificado con las
masas y con aquello que está prohibido, pesa mucho.
Si bien es cierto la problemática les aqueja a todos por
igual, lo que no toman en cuenta los estudiantes de ambos niveles es que deben
comportarse como la luz de esta sociedad que son para el futuro.
Cuando algunos alumnos, enardecidos por la pérdida de
clases, exigieron la liberación de un edifico en Ciudad Universitaria, se armó
un zafarrancho ante la intransigencia de los “MEU” de ceder ante esos
individuos que también tienen sus derechos.
Así como ellos reclaman una rebaja
a los combustibles, los demás tienen toda la libertad de demandar que quieren
asistir a las cátedras.
Mucho se defienden los movimientos estudiantiles en la
carcasa de los derechos humanos, mas ellos no los respetan para su prójimo.
Los ideales nadie se los podrá arrebatar nunca. Tampoco nos
podríamos atrever a decir, al menos con argumentos, que no han logrado cosas
importantes en pro de la educación pública y justa, al menos en la UNAH.
No obstante, como estudiantes en formación, con todo el
conocimiento que han adquirido, deben actuar como tales y demostrarlo en todo
sentido. Algunas situaciones suscitadas en las pasadas semanas son
inadmisibles.
Avasallar a la máxima autoridad universitaria con insultos
en una mesa de dialogo que busca una solución pacifica es totalmente ilógico y
contraproducente.
Aun con esas situaciones, hay sectores que llegaron a la
misma ocasión con pensamientos diferentes y con propuestas interesantes que son
dignas de rememorar, ya que nos zambullen en otra perspectiva.
Crear asociaciones de transporte, que permitan que el propio
estudiante tenga control de los medios de locomoción fue algo que se planteo.
En la misma propuesta se dijo que seria cada miembro que tendría voto para
decidir los horarios, puntos, costos y toda decisión. Lo anterior se dividiría
por colonias. Ideas de primer mundo.
Otros sectores como el de los discapacitados también son
afectados por los aumentos a los pasajes, pero en el momento de estar frente al
rector, uno de sus representantes tomo la palabra y lo que pidió fue que se le
apoye a esta área estudiantil con equipo más tecnológico, computadoras, entre
otras cosas.
Los gritos ensordecedores de las diferentes ideologías
impedían escuchar con claridad, demostrando que no hubo una buena actitud en
esa oportunidad de conversar.
Posterior a la reunión, las piedras y los gases lacrimógenos
salieron a escena como lo que al parecer son, unos de los personajes más
recurrentes de la problemática.
Los taxistas, buseros, y demás unidades del sector público
de transportistas traicionaron a todo el pueblo. De eso no cabe duda, pero los
estudiantes deben replantear sus formas de lucha.
Sí, son de los más afectados pues utilizan estas vías de
desplazamiento a diario y a veces en múltiples ocasiones, pero dañando la
integridad física de los demás o irrespetando sus derechos, solo se convierten
en esos mismos opresores que tanto critican.
Definitivamente se debe de buscar salidas para lo que se
vive, pero que sea a través del raciocinio y con luchas basadas en ideas y
fuerza en la unidad, mas no dañando cada vez más a la educación que tanto se
supone se busca proteger.
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