El Gobierno y el Paro de Transporte
Un descuento, sólo para los transportistas. Sí, eso es lo que planteó el
gobierno a ese sector en aras de solucionar la crisis en la que todo el país se
ha visto inmerso en los últimos días.
Debido al paro de transporte que inició el jueves 19 de julio de 2018, hemos
afrontado pérdidas millonarias que, aunque su dato exacto es inmensurable,
sabemos que las cantidades son grandes y que la situación ha reflejado bajas económicas
en diversos sectores. El paro nos afecta a todos, pero de igual manera incide
en nuestra vida diaria el por qué los motoristas del sector público han tomado
la decisión de paralizar el país.
Tomar esa decisión con resultados unilaterales sería un crimen contra
nuestra sociedad, repleta de personas que trabajan días y noches en búsqueda de
ajustar el dinero necesario para cubrir los elevados precios de la canasta
básica y los precios irónicamente aumentados en de los servicios públicos. Y claro, estas necesidades de
la población se ven aún más afectadas por el costo de los derivados del
petróleo, al cual exigen una rebaja los transportistas.
El argumento principal del gobierno para presentar este tipo de
propuestas que son alejadas a la petición de rebajar 23 lempiras al galón de
combustible, es que realizar esta acción tendría efectos graves en el
presupuesto de la república destinado a otras áreas.
Las arcas del estado reciben más de 12 millones de lempiras por el
impuesto a los combustibles, un valor que está dolarizado, por lo que cada vez
que nuestra moneda se devalúa, el costo aumenta.
Además, nos damos el lujo de ser el segundo país centroamericano con el
impuesto más caro en los carburantes. Sólo estamos detrás de Costa Rica. En Honduras
se paga 1.41 dólares de impuesto en la gasolina superior, 1.25 en la regular, y
86 centavos en el diésel.
Mas, podríamos preguntarnos, ¿por qué el gobierno no deja de destinar
tanto dinero a otros gastos, y de esa manera tener fondos que permitirían
rebajar el precio de los combustibles?
Por ejemplo, quizá si el gobierno no gastara tantos millones de lempiras
en publicidad, tendría más poder económico para lo que verdaderamente necesita
el pueblo. Diría que es imposible ver los canales nacionales por unas horas y
no encontrar un anuncio alabando y maximizando alguna acción hecha con nuestros
impuestos, y que se le da énfasis al nombre del presidente.
Es increíble también pensar en el tremendo incremento que tuvo el
presupuesto de seguridad en nuestro país para el presente año. No que esté mal
que se invierta en esta materia, pero parece ser que los fondos de esta área
sólo se destinan a compras armamentísticas y otros suplementos que las fuerzas
de seguridad necesitan para… no, no para proteger a nuestro país y reducir la
delincuencia y la violencia, sino para reprimir a nuestro pueblo que sale a las
calles sedientos de justicia y que exige sus derechos.
Vuelan por doquier las bombas lacrimógenas, pero no es tan fácil
conseguir alimentos como lo es recibir un toletazo de parte de un policía o un
militar, quienes abusan de su poder y hacen uso de fuerza excesiva y desmedida.
No existen derechos humanos.
Mientras tanto, algunos por allí viajarán en un lujoso avión
presidencial, tendrán travesías en helicóptero, y nosotros seguiremos apoyando
a los transportistas. Aunque sea, a pie.
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